El diputado Jorge Döring Casar encendió las alarmas al advertir que la reforma al juicio de amparo que impulsa el gobierno federal representa un ataque directo a la última herramienta de defensa ciudadana frente a los abusos de autoridad.
“El amparo es lo que tenemos para defendernos de un mal gobierno, y ahora ni siquiera podremos hacerlo. Aunque tengas la razón jurídica, si hay ‘imposibilidad material’ —como la falta de presupuesto— no se cumplirán las sentencias”, señaló.
Döring recordó que el amparo ha sido clave para detener proyectos que amenazan propiedades privadas, exigir tratamientos médicos urgentes o frenar abusos administrativos. Con la reforma, todo eso quedaría en el aire, pues bastará con que el gobierno alegue falta de recursos para evadir la justicia.
Casos emblemáticos como la cancelación del aeropuerto de Texcoco, la suspensión de obras irregulares o el acceso a quimioterapias podrían quedar sin protección. El gobierno tendría vía libre para imponer sus decisiones sin freno legal.
Una puerta abierta a la impunidad
El legislador advirtió que delincuentes de alto perfil podrían beneficiarse de la reforma para evitar que se congelen cuentas ilícitas, mientras funcionarios cercanos al poder continúan recibiendo trato preferencial en los tribunales.
“Es un reconocimiento de que este gobierno va a ser tan malo que necesita blindarse para que nadie pueda defenderse de él”, sentenció.
Döring denunció además impunidad en las investigaciones de huachicoleo, con órdenes de aprehensión retrasadas durante meses y declaraciones del secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales Ángeles, que calificó como propaganda política de Morena, diseñada para distraer a la opinión pública.
La llamada “reforma al amparo” no es un ajuste técnico, sino una maniobra de poder que debilita a la ciudadanía y fortalece el autoritarismo.
Con ella, el gobierno podría violar derechos, suspender servicios esenciales y proteger a sus aliados sin rendir cuentas.
Un país donde el amparo deja de ser efectivo es un país donde el abuso de autoridad deja de tener freno.
