El diario estadounidense The New York Times reveló en una reciente publicación que varios altos funcionarios de Morena, el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador, viven rodeados de lujos y gastos excesivos que contradicen el discurso de austeridad que ha caracterizado a la llamada Cuarta Transformación.
En su reportaje titulado “The Officials in Mexico’s Party of the Poor Have an Embarrassment of Riches”, el medio señala que Andrés Manuel López Beltrán, hijo del presidente y actual secretario de Morena, gastó cerca de 2,600 dólares en un restaurante de hotel en Tokio durante una estancia de dos semanas. El caso desató indignación entre votantes que ven una creciente desconexión entre los líderes del partido y la ciudadanía que dicen representar.
El artículo también menciona al legislador Gerardo Fernández Noroña, quien en 2021 declaró no tener dinero, pero que actualmente posee una residencia de más de 1,200 metros cuadrados, valuada en aproximadamente 650,000 dólares, además de dos automóviles de lujo.
El New York Times agrega que otros políticos de Morena, como Mario Delgado Carrillo, Ricardo Monreal y Adán Augusto López Hernández, también han sido señalados por gastos que contrastan con el mensaje de “vivir en la justa medianía”. Delgado ha sido visto con relojes costosos y autos de alta gama, mientras que Monreal reconoció haber adquirido una casa con crédito bancario valuada en varios millones de pesos.
Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum ha intentado restar importancia al tema, afirmando que “el juicio lo hacen los ciudadanos”, las críticas hacia Morena se multiplican por lo que analistas consideran una clara brecha entre el discurso y la realidad.
El reportaje subraya que estas revelaciones han provocado un profundo malestar entre los simpatizantes de Morena, quienes ven traicionados los principios fundacionales del movimiento encabezado por López Obrador: la austeridad, la humildad y la cercanía con el pueblo.
“No puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, solía decir el presidente López Obrador. Sin embargo, los viajes, relojes, automóviles y propiedades de sus cercanos parecen contradecir esa máxima.
El New York Times concluye que, aunque Morena no enfrenta elecciones federales hasta 2027, el costo político de estos escándalos podría ser alto, pues cada nuevo lujo exhibido erosiona un poco más la credibilidad del partido que prometió acabar con los privilegios del poder.
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