La estructura de poder que durante años operó alrededor de Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, comienza a desmoronarse.
Su socio y amigo más cercano, Jorge Amílcar Olán, dejó el país rumbo a Suiza luego de que autoridades federales detectaran una transferencia por tres mil millones de pesos vinculada a una red de factureros creada durante el sexenio pasado.
La salida de Olán ocurrió discretamente, justo después de que se difundieran fotografías de López Beltrán en Tokio, hospedado en un hotel de cinco estrellas y comprando en Prada. Las imágenes marcaron el inicio de una nueva etapa: los privilegios y la impunidad que acompañaron al hijo del exmandatario empezaban a tambalearse.
Del lujo a la clandestinidad
Durante años, Olán fue una presencia habitual en el King Cole Bar del hotel St. Regis, donde cerraba tratos con empresarios y funcionarios. También se le conocían varias propiedades en zonas exclusivas de la capital, algunas con valor superior al millón de dólares.
Su papel dentro del círculo de López Beltrán no era menor: era el encargado de mover recursos, conseguir contratos y mantener aceitada la maquinaria de negocios que se tejió alrededor de los proyectos estrella del lopezobradorismo.
Fuentes con acceso a la investigación señalan que la transferencia detectada salió de Tabasco hacia una cuenta en Suiza, a través de un operador fiscal identificado en las pesquisas. Aunque las autoridades federales aseguran conocer el paradero de Olán, el expediente sigue detenido en la Fiscalía General de la República, sin avances judiciales.
El operador del clan
Olán fue descrito por el periodista Mario Gutiérrez como el brazo financiero del llamado “clan López Beltrán”, responsable de coordinar contratos y sociedades en distintos sectores, desde la construcción hasta la salud.
Con el cambio de administración federal, amplió su presencia al mercado inmobiliario y mantuvo influencia en licitaciones relacionadas con obras públicas y empresas vinculadas a Pemex.
En esas operaciones también aparece el senador Adán Augusto López Hernández, quien, según documentos de inteligencia, tejió alianzas con Olán y los López Beltrán para impulsar negocios en Chiapas y Tabasco. Parte de esas relaciones se consolidaron mediante constructoras y proveedores que participaron en obras como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles.
Muertes, huachicol y política
Las investigaciones federales cruzan los nombres de Olán, López Beltrán y López Hernández con la red de contrabando de combustible encabezada por el empresario Sergio Carmona, asesinado en 2021.
La DEA rastrea esa misma estructura por presunto financiamiento a campañas de Morena durante las elecciones intermedias de 2021. En los informes aparecen al menos ocho candidatos, varios de ellos hoy gobernadores.
Entre los nombres que se repiten están Mario Delgado, actual secretario de Educación y exdirigente nacional de Morena, una diputada federal y dos mandatarios estatales. Fuentes judiciales en Estados Unidos confirman que parte del caso ya se litiga en Texas, con base en testimonios de exoperadores de Carmona.
El dinero detrás del hijo del expresidente
Dentro del gobierno de Claudia Sheinbaum, el grupo no ha desaparecido.
Empresarios como Fernando Padilla, Mario Pacchiano y Alejandro Calderón Alipi —exdirector del IMSS-Bienestar y actual secretario de Salud de Tabasco— continúan activos en el sector salud, donde Olán concentró buena parte de sus contratos.
Padilla, incluso, es señalado como uno de los principales financistas de la campaña de la senadora Andrea Chávez en Chihuahua.
Las fuentes consultadas aseguran que buena parte del dinero que salió de los proyectos federales pasó por las manos de Olán, bajo la supervisión de Andrés Manuel López Beltrán. Los documentos de inteligencia revelan flujos hacia cuentas en el extranjero, triangulaciones con empresas fantasma y pagos vinculados a contratos de Pemex.
La incógnita presidencial
La presidenta Claudia Sheinbaum ha prometido una lucha frontal contra la corrupción, pero el expediente López Beltrán-Olán sigue sin moverse.
La información está en manos de las autoridades, las transferencias están documentadas y los nombres son conocidos.
Lo que falta es decisión política.
Mientras tanto, Andrés López Beltrán permanece en silencio, protegido por el mismo sistema que su padre construyó.
Su socio ya está en Suiza.
Y el dinero, como siempre, terminó lejos de México.