La Conferencia del Episcopado Mexicano emitió un mensaje firme en el que denunció el aumento de agresiones, asesinatos, desapariciones y extorsiones en diversas regiones del país. La institución señaló que “las dolorosas realidades” de millones de ciudadanos contrastan con declaraciones públicas que aseguran una reducción de la criminalidad.
Durante su más reciente Asamblea Plenaria, los obispos insistieron en que la violencia, la impunidad y el deterioro social han permeado la vida cotidiana.
“No podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de nuestro pueblo. No podemos permanecer neutrales cuando está en juego la dignidad de las personas”, sostuvieron.
Discrepancia entre narrativa oficial y crisis de seguridad
Los obispos fueron directos al señalar que existe una distancia entre el discurso gubernamental y la experiencia de miles de familias. Según su comunicado:
- “Nos dicen que la violencia ha disminuido”, pero persisten asesinatos, desapariciones y el temor generalizado.
- “Nos dicen que se combate la corrupción”, aunque la impunidad continúa en casos graves.
En materia económica, afirmaron que “muchas familias no pueden llenar su canasta básica” y que miles de jóvenes no encuentran empleo.
Sobre las libertades civiles, señalaron que voces críticas han sido “descalificadas desde las más altas tribunas del poder”.
Los obispos subrayaron que la inseguridad es evidente en prácticamente todo el país y que ningún gobierno ha logrado erradicarlo.
La violencia estructural y el dominio criminal en diversas regiones
En su posicionamiento, la CEM dio a entender que amplias zonas del país permanecen bajo control de grupos delictivos, lo que ha generado una crisis de inseguridad sostenida y creciente. Denunciaron:
- El aumento de asesinatos y desapariciones.
- Riesgos constantes en caminos y autopistas.
- Desplazamientos forzados provocados por organizaciones criminales.
- Extorsiones sistemáticas contra empresarios, agricultores, transportistas y familias vulnerables.
“Sigue derramándose sangre inocente en nuestras calles, pueblos y ciudades”, advirtieron.
Impacto en la Iglesia: sacerdotes y agentes de pastoral en riesgo
La CEM también alertó sobre la violencia dirigida contra la Iglesia católica. Según su mensaje, sacerdotes, religiosas y agentes de pastoral han sido amenazados o asesinados por su labor comunitaria.
“Hemos tenido que llorar la muerte de varios hermanos presbíteros que dieron su vida sirviendo a sus comunidades”, expresaron.
El comunicado concluyó con un mensaje de profunda preocupación, pero también de responsabilidad social.
Los obispos enfatizaron que su postura crítica nace del compromiso con el bienestar del país:
“Porque amamos a este pueblo del que somos parte… no podemos callar ante lo que está mal”.
La CEM insistió en su disposición a dialogar y colaborar en la búsqueda de soluciones, aun reconociendo que “no tenemos la solución”, pero sí el compromiso de trabajar por ella junto con la sociedad.
El posicionamiento citado fue difundido oficialmente por la Conferencia del Episcopado Mexicano durante su CXIX Asamblea Plenaria, instancia en la que se abordan temas de relevancia nacional, incluyendo seguridad, paz social y defensa de los derechos humanos.

