Detrás del discurso moralista y la imagen de político “honesto”, Adán Augusto López Hernández —exgobernador de Tabasco, exsecretario de Gobernación y hoy senador— mantiene una compleja red de amigos, cuñados y empresarios que han hecho fortuna bajo su sombra. Un entramado de contratos públicos, favores políticos y propiedades dentro y fuera del país que se ha expandido conforme él ascendía en el poder.
A finales de septiembre, el senador aseguró no recordar a la empresa Operadora Turística Rabatte, la misma que dos años antes le pagó más de 11 millones de pesos por supuestos “servicios profesionales”. Sin embargo, esa compañía pertenece a Miguel Vicente Solís Erosa, amigo cercano de Adán, quien a su vez es socio de Manuel Alberto Pinto Castellanos, concuñado del propio López Hernández.
Los tres forman parte de una red de empresarios y familiares que crecieron económicamente desde que Adán llegó al poder, primero en Tabasco y luego en la Secretaría de Gobernación.
Los cuñados del poder
Miguel Solís Erosa tomó el control casi total de Operadora Turística Rabatte semanas después de que Adán Augusto asumiera la gubernatura. Detrás de este movimiento hay una historia de complicidades y coincidencias demasiado convenientes. Solís no solo administra un hotel de la cadena Holiday Inn Express en Paraíso, Tabasco, sino que también comparte inversiones con el concuñado de Adán en empresas financieras y de servicios.
Su relación con la familia López Hernández es tan cercana que sus hijos y esposas comparten vida social y vínculos personales desde hace años.
Solís, además, posee una red de empresas en México y en Estados Unidos. Entre ellas, una compañía que recibió un contrato de casi 800 millones de pesos de una dependencia federal, cuando otro tabasqueño allegado a Adán ocupaba el cargo directivo. También figura como apoderado de sociedades que trabajaron en consorcio con constructoras vinculadas a exfuncionarios acusados de corrupción en Tabasco.
Incluso se le atribuyen propiedades de lujo en Texas, donde registra varias de sus empresas, mostrando que la bonanza de este “empresario modelo” ha ido de la mano con la carrera política del hoy senador.
El “buen cuñado” y los negocios familiares
Manuel Alberto Pinto Castellanos, concuñado de Adán Augusto, también ha sido pieza clave en este entramado. Es socio de empresas que obtuvieron contratos millonarios con el gobierno estatal y federal durante la gestión de su pariente político. En una de ellas —Doma Camps— comparte sociedad con otros empresarios tabasqueños que también recibieron adjudicaciones directas durante la administración de López Hernández.
Entre los beneficiados aparecen constructores y contratistas que obtuvieron obras públicas, contratos eléctricos y de infraestructura por millones de pesos. Los mismos nombres se repiten una y otra vez: socios, amigos y familiares del círculo más cercano de Adán.
Una de las empresas vinculadas a esta red incluso consiguió un contrato de 160 millones de pesos con la Secretaría de Gobernación cuando López Hernández aún era titular. Meses más tarde, ya como senador, esa misma compañía recibió contratos adicionales para servicios en el Senado. El patrón es claro: los negocios familiares siguieron floreciendo sin importar el cargo que ocupara.
Poder e influencia en el Senado
Con su llegada a la Cámara Alta, Adán Augusto no solo consiguió un escaño: también extendió su control. Logró colocar a personas de confianza en la Tesorería y en la Secretaría General de Servicios Administrativos del Senado, áreas que manejan el dinero, las contrataciones y los recursos humanos.
Entre sus allegados figuran excolaboradores de Gobernación, viejos amigos y familiares políticos. Todo apunta a que el exgobernador trasladó su maquinaria de poder a la capital para mantener viva su red de influencias y contratos.
Los lujos del clan
El hijo mayor del senador, Adán Payambé López Estrada, cursó estudios en París en 2024, hospedándose en un departamento de lujo en los Campos Elíseos. Dicha propiedad estaría vinculada al mismo concuñado del senador, Manuel Pinto Castellanos, quien acumula bienes y empresas en México y el extranjero.
Mientras tanto, los cuñados de Adán continúan expandiendo sus negocios agropecuarios y ganaderos con permisos, concesiones y contratos públicos que apuntan a un uso discrecional del poder familiar.
La “Familia Tabasqueña”
De amigos “que no conoce” a cuñados multimillonarios, la historia se repite: todo aquel que rodea a Adán Augusto termina enriquecido. Lo que comenzó como un grupo de empresarios locales terminó convertido en una élite que controla contratos, obra pública y concesiones en Tabasco y más allá.
Esta llamada “Familia Tabasqueña” sigue operando en las sombras, moviéndose con el mismo sigilo con el que Adán escaló en la política nacional.
El antes autoproclamado “hermano” de López Obrador se ha convertido en el símbolo de lo que Morena decía combatir: el uso del poder para el beneficio personal y familiar.
Mientras las autoridades investigan, la red sigue activa y lista para aprovechar su nueva plataforma: el Senado de la República.


