ESCÁNDALO EN EL SENADO: ADÁN AUGUSTO ORDENA CALLAR A LA PRENSA TRAS SER CAPTADO VIENDO DEPORTES OTRA VEZ

ESCÁNDALO EN EL SENADO: ADÁN AUGUSTO ORDENA CALLAR A LA PRENSA TRAS SER CAPTADO VIENDO DEPORTES OTRA VEZ

El Senado de la República volvió a ser escenario de un espectáculo vergonzoso: Adán Augusto López, el autoproclamado “hombre de Estado” y ahora senador de Morena, fue sorprendido por enésima vez viendo noticias deportivas en plena sesión legislativa, mientras el país discute reformas que afectan directamente a millones de ciudadanos.

Pero lo peor no fue su distracción.
Lo verdaderamente grave fue lo que vino después: el Resguardo Parlamentario —ahora más parecido a un cuerpo de escoltas privados de Morena que a una autoridad institucional— desalojó a los fotógrafos para impedirles documentar el momento.

Sí, leíste bien: ¡los sacaron del pleno!

“Prohibido fotografiar a los senadores de Morena”

Periodistas gráficos que llevan más de 30 años cubriendo la vida legislativa denunciaron que por primera vez en la historia del Senado se les prohibió tomar fotografías detrás de las bancadas oficialistas.
Ahora, sólo se les permitirá ubicarse detrás del PRI, PAN y Movimiento Ciudadano.

“Desalojaron a todos los fotógrafos. Ya no podremos estar detrás de las bancadas oficialistas. Jamás había pasado algo así”,
denunció la periodista Leti Robles de la Rosa, testigo directa del atropello.

En otras palabras: si un senador morenista se duerme, se distrae o ve el marcador del Barça, nadie podrá mostrarlo.

El senador del fútbol, no del pueblo

No es la primera vez que Adán Augusto confunde su escaño con un palco deportivo.
Hace apenas un mes fue captado viendo el partido Barcelona vs PSG durante la comparecencia del secretario de Hacienda, mientras hablaba por teléfono y se reía a gusto.

Un senador que no legisla, un exfuncionario que se comporta como influencer deportivo… y ahora, un censor que no soporta verse al espejo. Del Senado al set de una dictadura

La decisión de prohibir el acceso visual a las bancadas oficialistas no sólo es un capricho: es un mensaje de poder.
Un aviso para la prensa: “No se atrevan a exhibirnos”.
Un golpe directo a la libertad de información.

El Senado, que debería ser un símbolo de democracia y debate abierto, hoy parece un bunker del oficialismo, donde los legisladores pueden hacer lo que quieran sin testigos incómodos.

Y todo para proteger a un senador que, en lugar de escuchar, prefiere ver los goles.


El escándalo de Adán Augusto desnuda lo que muchos ya sospechaban: la Cuarta Transformación no soporta las cámaras, ni las preguntas, ni la verdad.
Prefieren controlar la narrativa, manipular los ángulos y expulsar a quien los incomoda.

Lo que Adán Augusto no entendió es que la censura grita más fuerte que cualquier foto.
Podrán sacar a los periodistas del recinto, pero no podrán ocultar la podredumbre de un poder que ya no quiere ser visto.

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