¿Sabrá alguno, de los involucrados en el tema, el dolor que vive una familia que tiene la desgracia de que su hijo enferme? Si estuvieran conscientes de esta tragedia, desde que la mentada Raquel Buenrostro estuvo a cargo de comprar las medicinas, por órdenes directas del tlatoani, habría hecho el pedido, salvavidas. A ninguno de los subsecuentes parece haberle importado.