El factor Omar García Harfuch: cayó la violencia en 5 de 6 estados prioritarios

Apenas habían transcurrido ocho días desde la toma de posesión de la nueva Presidenta cuando su secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, siguiendo las directrices de Claudia Sheinbaum, delineó el plan que marcaría el rumbo de la estrategia del nuevo gobierno para combatir la violencia que azota al país.

La urgencia era evidente: Sinaloa se desangraba en una guerra interna entre Los Chapitos y La Mayiza; Guanajuato permanecía atrapado en una espiral de horror que no dejaba de intensificarse, y el crimen organizado redoblaba su ofensiva en estados del sureste que antes parecían inmunes al poder de los cárteles.

Una estrategia nacional que comienza a mostrar resultados

El 8 de octubre de 2024, Harfuch —el mismo que logró reducir significativamente la delincuencia en la Ciudad de México, ganándose el apodo de Batman capitalino— presentó los cuatro pilares de su estrategia a nivel nacional: atención a las causas estructurales de la violencia, consolidación de la Guardia Nacional, fortalecimiento de la inteligencia e investigación, y una coordinación institucional más efectiva.

La aplicación del plan comenzó en los seis estados con mayor incidencia delictiva: Guanajuato, Baja California, Chihuahua, Guerrero, Jalisco y Sinaloa.

Seis meses después, los resultados empiezan a asomar. De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el promedio diario de homicidios en el país bajó de 86.9 en septiembre de 2024 a 74.7 en febrero de 2025, lo que representa una reducción del 14%.

Además, en cinco de las seis entidades donde la estrategia se ha focalizado, los asesinatos también han empezado a disminuir:

  • Baja California: de 7.1 a 5.5 casos diarios (-23%)
  • Chihuahua: de 6.0 a 4.4 (-27%)
  • Guerrero: de 3.9 a 3.3 (-15%)
  • Jalisco: de 4.8 a 3.4 (-29%)
  • Sinaloa: de 4.8 a 4.3 (-10%)

Guanajuato, sin embargo, es la excepción. En esta entidad los homicidios no solo no han disminuido, sino que han aumentado de 9.4 a 12.6 diarios en el mismo periodo: un alarmante incremento del 33%.

Voces expertas: avances, pero el reto continúa

Especialistas en seguridad coinciden en que el plan del gobierno va en la dirección correcta, aunque advierten que aún es pronto para esperar transformaciones profundas.

“Hay un balance relativamente positivo; desde luego, esperamos mucho más. La administración está todavía en una etapa muy temprana”, opina Edgar Ortiz Arellano, académico de la UNAM y experto en seguridad nacional.

Ortiz reconoce que, tras años de violencia acumulada, “no se van a ver resultados extraordinarios en cinco meses”, pero señala logros iniciales como la detención de capos relevantes, el fortalecimiento de la Guardia Nacional y la puesta en marcha del Centro Nacional de Inteligencia.

Un vistazo al informe más reciente de García Harfuch, presentado el 11 de marzo, confirma los avances:

  • 14,517 personas detenidas por delitos de alto impacto
  • 7,375 armas de fuego aseguradas
  • 125.8 toneladas de droga incautada, incluyendo 1,271 kilos y 1.6 millones de pastillas de fentanilo
  • 475 laboratorios clandestinos destruidos

Todo esto logrado entre el 1 de octubre y el 9 de marzo.

Guanajuato: la violencia que no cede

Gerardo Rodríguez Sánchez Lara, profesor de la UDLAP y especialista en inteligencia, coincide en que el gobierno de Sheinbaum ha dado pasos firmes, especialmente al priorizar la coordinación institucional y el trabajo de inteligencia. No obstante, advierte que “el gran déficit sigue siendo la responsabilidad de los gobiernos estatales y municipales. Allí está el hoyo negro de la estrategia nacional”.

Guanajuato es el caso más preocupante. Rodríguez explica que esta región del Bajío es disputada por los dos cárteles más poderosos de México —el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación— además del grupo local Santa Rosa de Lima. “Es sobre todo el conflicto entre Santa Rosa y CJNG lo que ha descompuesto gravemente la situación”, afirma.

A ello se suma “la herencia de una pésima administración en la Fiscalía estatal, encabezada por Carlos Zamarripa Aguirre, que provocó desconfianza entre autoridades locales y federales, y una casi nula colaboración institucional”.

Sinaloa: avances con reservas

En otras regiones como Sinaloa, los avances también se perciben, aunque con cautela. Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), entre septiembre y diciembre de 2024 disminuyó la percepción de inseguridad en varias ciudades prioritarias, como Mexicali, Tijuana, Ciudad Juárez, Irapuato, Ixtapa-Zihuatanejo, Tonalá, Tlajomulco de Zúñiga y Tlaquepaque.

Pero en ciudades como Culiacán y Mazatlán, el miedo sigue creciendo. En la capital sinaloense, el 90.6% de los habitantes se sienten inseguros.

Rodríguez señala que “la lucha interna entre facciones de Los Chapitos es lo que mantiene a Culiacán en una situación muy delicada”, aunque reconoce el compromiso del propio Harfuch, quien ha estado presente en el estado desde diciembre.

“Pocas veces se ha visto a un secretario en el terreno coordinando las operaciones. Eso no garantiza el éxito, pero sí muestra un liderazgo real”, añade Ortiz. No obstante, advierte que ningún hombre, por muy capaz o carismático que sea, puede cambiar por sí solo el rumbo de la seguridad nacional.

“Las Fuerzas Armadas siguen siendo el eje central en el combate al crimen. La tarea de Harfuch está en la coordinación y en mejorar la persecución del delito”, concluye.

Rumbo al Mundial 2026: seguridad como prioridad nacional

Más allá de las zonas críticas actuales —Sinaloa, Guanajuato, Jalisco, Michoacán y Chiapas—, el gobierno también tiene la mirada puesta en un evento de escala global: la Copa Mundial de Fútbol de 2026, que tendrá lugar parcialmente en México, con sedes en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.

Ortiz subraya que, además de los homicidios, se debe prestar atención a delitos como la extorsión, la desaparición forzada, el tráfico de personas y la ciberdelincuencia. También ve necesario fortalecer a las policías estatales y municipales, y combatir su infiltración por parte del crimen organizado.

“¿Hay preocupaciones inmediatas que el Estado mexicano debe atender? Por supuesto. Pero también debe pensar a futuro”, indica. Llegar al Mundial con niveles bajos de violencia y una estructura de seguridad robusta sería, dice, “uno de los mayores logros del gobierno actual”.

Para ello, Harfuch y los tres niveles de gobierno deben coordinarse para prevenir desde posibles actos terroristas hasta desastres naturales, proteger a los visitantes y garantizar la tranquilidad de la ciudadanía.

“Se necesita una estrategia integral que combine prevención, inteligencia, protección civil y acción directa. Esa es la ruta para convertir al Mundial en una celebración segura y ejemplar para México y el mundo”, concluye.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.