Esto debe cada mexicano por deuda pública y así subirá en 2028

La deuda nacional y per cápita se perfilan como el gran legado de la presente administración para las siguientes generaciones. En el discurso oficial se dice que el gobierno en funciones no se ha endeudado, pero no se menciona que el bajo crecimiento en el PIB, así como una administración que prioriza el gasto en programas sociales sin revisar las fuentes de los recursos, están condenando al país, y también a sus siguientes generaciones a un futuro de mayor endeudamiento.

Incluso, la semana pasada el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en defensa de los niveles de endeudamiento que reporta la administración pública a su cargo, señaló que se debía al rescate de bancos y empresas realizados en otras épocas, ya que, si bien estos conceptos distraen recursos hasta la fecha, son mucho menores a los que se pagan por concepto del endeudamiento público del estado mexicano.

En la presentación del informe denominado “Implicaciones del Paquete Económico 2023”, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), estimó que hasta el año 2024 el indicador de la deuda se estabilice en un nivel de 49.4 por ciento del PIB; esto en apariencia podría ser una noticia relativamente positiva.

El indicador de la deuda se define, según los especialistas del CIEP, como el saldo nominal de la misma deuda entre el Producto Interno Bruto. De modo que, si se mantiene la deuda constante como porcentaje del PIB, tal como lo espera el CIEP para 2024, eso significa que la deuda seguirá creciendo al menos al mismo ritmo que crezca la economía.

En este escenario, tampoco la deuda per cápita (por habitante) se mantendría fija, crecería también año con año, debido a que este indicador de deuda nominal no contempla factores como el propio crecimiento de la economía, así como los referentes a la transición demográfica (no hay proyecciones ni planes oficiales para enfrentar un escenario futuro relativo al envejecimiento de la población).

Pero lo anterior no sería tanto problema si los niveles de inversión física y financiera en el país se mantuvieran constantes. No obstante, las cifras conocidas indican lo contrario, la inversión en el país viene a la baja y así seguirá los próximos años.

En otras palabras, le estamos dejando a las siguientes generaciones más deuda y menos inversión con la que podrían generar los recursos necesarios para pagar el endeudamiento (productividad).

Además, las proyecciones de largo plazo hechas por el gobierno federal no incorporan los retos que tenemos por delante a causa de la transición demográfica. El país enfrentará un panorama económico con más adultos mayores y menos trabajadores activos, cada vez habrá mayor costo financiero de la deuda y más gasto federalizado, mayor gasto en pensiones. No se contempla lo que sucederá cuando haya más adultos mayores y menos trabajadores. ¿Qué sucederá cuando sin inversión o con mucho menos de ella la productividad no alcance los niveles requeridos para enfrentar nuestros compromisos? No hay claridad sobre de dónde se obtendrán recursos para cubrir este creciente saldo histórico de requerimientos financieros.

“Bajo dicho escenario, lo que queda claro es que sigue estando en duda la sostenibilidad fiscal de largo plazo y, sobre todo, la inequidad intergeneracional; ya que claramente lo que estamos haciendo es simplemente pasar las obligaciones que tenemos de hacer los ajustes en los ingresos y gastos a las siguientes generaciones para que ellos lo resuelvan”, explicaron los especialistas del CIEP.

Esto deberá cada mexicano

Bajo todo este contexto, las proyecciones indican que cada uno de los mexicanos inevitablemente estaremos más endeudados en los próximos años, pese a que nos dirán que no se contrató más deuda y/o que la deuda misma como porcentaje del PIB se ha estabilizado. La realidad en este asunto, como en muchos otros, será distinta.

De acuerdo con las proyecciones del CIEP, la deuda percápita pasará de 120,059 pesos en el presente año a 128,155 pesos en 2028, siempre y cuando se cumplan las proyecciones, que (irónicamente) la economía no crezca en exceso, y que efectivamente no se incremente la deuda, aunque en este sentido no es un factor determinante porque habrá mayor endeudamiento nacional y percápita sí o sí.

Lo anterior también significa que quienes vean la primera luz en esta tierra dentro de seis años, serán “bienvenidos” con una deuda de más de 128 mil pesos, sin que hayan hecho absolutamente nada para asumirla, con el simple hecho de nacer en este país ya tendrán ese endeudamiento.

Ajustes y no endeudamiento, la “receta”: Ramírez de la O

En entrevista radiofónica, el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Rogelio Ramírez de la O, señaló que, efectivamente, la deuda pública del país está contenida en un porcentaje inferior al 50 por ciento del PIB. El secretario también ratificó que en la administración pública federal se realizan los ajustes presupuestales necesarios en el transcurso del año y no al final del periodo.

“No más endeudamiento, la ‘receta’ es el ajuste, esa es la vía”, dijo el titular de las finanzas públicas, quien dijo que la meta vital (es decir, el indicador de la deuda que había planteado unas horas antes el CIEP), para el gobierno mexicano es la Deuda con respecto al Producto Interno Bruto. De esta manera, el gobierno pretende mantener su compromiso de no incrementar el endeudamiento.

En ese sentido confirmó también que el PIB estimado para 2023 está considerado dentro de un margen que va de 1.2 por ciento como mínimo y 3 por ciento como máximo. Sin embargo, explicó que el presupuesto federal fue realizado con la estimación del límite superior, es decir, 3 por ciento, toda vez que de acuerdo a sus dichos México tiene un potencial de crecimiento muy superior, para “tiempos normales”. Lamentablemente el CIEP señaló que justamente el año entrante el escenario global será incierto y de volatilidad, es decir, no hay expectativa de que habría normalidad en la economía de México y del mundo.

Rogelio Ramírez de la O descartó también que la economía de Estados Unidos vaya a entrar en recesión, razón por la cual tomaron en consideración la parte alta del rango del crecimiento esperado, es decir del 3 por ciento, “nosotros no estamos planeando con recesión, no vemos evidencia alguna de recesión en la economía de Estados Unidos”, dijo el secretario.

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