Los mil días de Notimex en la intemperie 

Desde diciembre de 2018, los augurios para Notimex eran sombríos. Es un misterio el tratar de comprender cuáles fueron los diagnósticos que se realizaron para proceder a la destrucción de la agencia de noticias del Estado mexicano.  

Es insólito, porque a la 4T no le habría estorbado el contar con una herramienta de las características y dinámicas que llegó a tener la empresa noticiosa. 

Es probable que el desprecio que tienen en Palacio Nacional por el periodismo, les haya impedido el ponderar los alcances y las utilidades de este asunto. 

Quizá no fue del todo deliberado, pero las cosas se desarrollaron de tal forma, que es difícil no advertir, que lo menos que hubo fue negligencia.

Le pasó algo similar a lo de la CNDH, al colocar en dirección a una persona no preparada para la función, las piezas empezaron a caer una a una, hasta llegar a un grado de descomposición por demás deplorable. 

Notimex por estos días cumplió mil días en huelga. Sí, una catástrofe para cientos de familias. El sindicato Único de Trabajadores de Notimex ha resistido todo clase de presiones y es un mérito que se mantengan firmes y unidos. 

Pero el tiempo pasa y es poco probable que la agencia retome sus actividades, que pueda volver a tener una cartera de clientes y que sea, otra vez, los ojos del país en el mundo. 

Porque Notimex llegó a tener una presencia notable, a raíz de propuestas de coberturas interesantes, que permitían a cientos de medios de comunicación el contar con contenidos de alta calidad. 

Algunos trabajos que se hicieron para la cobertura de olimpiadas y mundiales de futbol llegaron a ser referencia, por la visión y el tratamiento con el que se abordaban cuestiones de interés.

Su red de corresponsales internacionales estaba integrada por periodistas preparados, con largas trayectorias y con un conocimiento elevado sobre la política, la economía y la sociedad en los países que tenían asignados. 

Las oficinas en Estados Unidos, Francia, España, Argentina o Colombia, ofrecían servicios de contenidos, audios e imágenes. 

Pero, sobre todo, Notimex lo que tenía, lo tiene en quienes no han dejado de defenderla, es un enorme capital humano. Los buenos periodistas no se inventan.

Esto ya lo deben tener claro en diversas oficinas que han atendido, es un decir, el problema laboral, que tiene mucho que ver con prácticas que no deberían existir en un gobierno que se dice de izquierda, ya que los trabajadores quedaron en la indefensión, primero por la hostilidad de los directivos y posteriormente por quedarse sin empleo o por transitar a las inclemencias de la huelga. 

Es una lástima, Notimex había logrado colocarse en una esfera en la que competía con las agencias de noticias del mundo entero y era un medio de alcance nacional que se convertía en el mejor aliado de diarios, revistas y medios electrónicos, que no tenían los recursos para enviar reporteros a zonas de interés. 

Notimex se había separado de visiones gobiernistas para centrarse en la promoción del país, y para realizar labores periodísticas cumpliendo todas las normas del oficio. 

En algún momento asistí al Consejo Editorial de Notimex, un espacio en el que los clientes podríamos hacer críticas, quejas y sugerencias. Jorge Medina Viedas solía hacer los encuentros agradables, más allá de discusiones que podían ser intensas, sobre todo las de la política.  

Por aquellos años se publicó el Manual de Operación y Estilo Editorial (1999), y ahí Medina Viedas escribió: “la nuestra es también una búsqueda: hacer un periodismo ecuánime y crítico; es decir, como señala (David) Randall: un periodismo bueno (…) que alienta los valores de la democracia y el respeto entre los distintos actores sociales y políticos del país.”    

Grades periodistas la dirigieron, como Miguel López Azuara, Pablo Hiriart, Raymundo Riva Palacio, Rubén Álvarez Mendiola, Enrique Aranda, Francisco Ortiz Pinchetti, Sergio Uzeta y Alejandro Ramos.

Expertos en comunicación y políticos como Héctor Villarreal y Jorge Medina Viedas, entre otros.  

Ojalá los trabajadores de Notimex logren derrotar a los que han despedazado su casa, su fuente de empleo. Hay una larga historia que los respalda y que acaso, en otro memento, pueda retornar al camino correcto, que no es sino el periodismo, ni más ni menos.

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