Un plagio del escritor Jesús Ramírez Cuevas

Apareció en Milenio la semana pasada “Gilberto Bosques, el Schindler mexicano que desafió a los nazis”, con la firma de Jesús Ramírez Cuevas, escritor de relieve. Es un texto que recicla cada vez que se habla del gran diplomático, como ahora por merecer póstumamente la medalla “Memoria del Mundo” de la Unesco. El texto se lee aquí:
https://www.milenio.com/cultura/gilberto-bosques-schindler-mexicano-desafio-nazis

La primera vez que lo publicó fue el 11 de abril de 2014 en su periódico Regeneración. Escribió entonces en lo que llama “mi texto”: 

Se ganó que le llamaran el Schindler mexicano. Pero si el empresario alemán Oskar Schindler salvó a más de mil 200 judíos durante el Holocausto, empleándolos como trabajadores de sus fábricas, el cónsul mexicano firmó 40 mil visas para que muchos perseguidos por el nazismo pudiesen cruzar el Atlántico. 

Tres días antes, el 8 de abril, el periodista Daniel Verdú había publicado en El País “Los castillos que salvaron la vida a miles de españoles”, que se lee aquí:
https://elpais.com/cultura/2014/04/08/actualidad/1396976731_112681.html , donde escribe:

Algunos le llaman el Schindler mexicano, pero es probable que su gesta (…) fuera mayor que la del empresario alemán, que salvó a más de un millar de judíos durante la Segunda Guerra Mundial porque Gilberto Bosques firmó 40.000 visas para que muchos perseguidos por el nazismo pudiesen cruzar el Atlántico. 

Escribe Ramírez Cuevas: 

Bosques pudo arrancar a cientos de las garras de la Gestapo, de la brutalidad y penuria de los campos de concentración, de donde provenía la mayoría de sus inquilinos. Hambre extrema, frío, maltrato y una muerte segura para los niños.

Y escribe Verdú: 

Para entender la dimensión de aquel refugio hay que invocar el recuerdo de la penuria de los campos de concentración de donde provenían la mayoría de sus inquilinos. Hambre extrema, frío, maltrato y una mortalidad infantil del 97%.

Y así sucesivamente… Pero no es Verdú la única fuente de Ramírez. Otra lo es (¿quién lo diría?) el senador Ricardo Monreal, quien, para otra celebración, publicó un “Punto de acuerdo” el 19 de enero de 2011 (supongo que cuchareado de otras fuentes), que se lee acá: https://www.senado.gob.mx/informacion/gaceta/documento/28300

Por ejemplo, escribe Ramírez Cuevas:

Bosques salió para restablecer el consulado primero en Bayona, al norte de Francia, pero los alemanes ocuparon la región y entonces se trasladó con su familia y el consulado entero a Marsella, dentro de la zona controlada por el gobierno francés de Vichy, formalmente independiente de Alemania.

Y antes escribió Monreal:

Restableció el consulado general primero en Bayona, pero cuando los alemanes ocuparon la zona se trasladó con su familia y el consulado entero a Marsella, en el Mediterráneo, dentro de la zona del Gobierno francés de Vichy, nominalmente independiente de los alemanes.

De nuevo Ramírez Cuevas: 

Gilberto Bosques presentó la nota de ruptura ante el gobierno de Vichy. Entonces el consulado fue tomado por tropas de la Gestapo, que confiscaron ilegalmente el dinero del consulado. Gilberto Bosques, su familia (su esposa María Luisa Manjarrez y sus tres hijos: Laura María, María Teresa y Gilberto Froylán) y el personal del consulado, 43 personas en total, fueron trasladados hasta Amélie-les-Bains. Después, violando las normas diplomáticas, se les llevó a Alemania, al pueblo de Bad Godesberg y se les arrestó durante más de un año en un “hotel prisión”. 

Y Monreal: 

Gilberto Bosques presentó la nota de ruptura. Poco después el consulado fue tomado por tropas de la Gestapo, que confiscaron ilegalmente el dinero que la oficina mantenía para su operación. Bosques, su familia (su esposa María Luisa Manjarrez y sus tres hijos: Laura María, María Teresa y Gilberto Froylán) y el personal del consulado, 43 personas en total, fueron trasladados hasta la comunidad de Amélie-les-Bains. Después, violando las normas diplomáticas, se les llevó a Alemania, al pueblo Bad Godesberg, y se les recluyó en un hotel-prisión.

Y así sucesivamente… 

En suma: no hay una línea de Ramírez Cuevas que no tenga antes los escritos de otros. Deplorable cosa tratándose de un escritor. Y de un poderoso funcionario que, a cargo de vigilar en este gobierno que nadie mienta, nadie robe y nadie traicione, miente a sus lectores, roba a sus colegas y, claro, traiciona a su profesión. 

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