El Clan de los López Beltrán también está presente en el Tren Transístmico
El Tren Transístmico no escapó al tráfico de influencias del Clan de los López Beltrán: según dejan escuchar audios de Amílcar Olán, Gonzalo, designado supervisor honorario en las obras del Corredor Interoceánico por su padre, el presidente Andrés Manuel López Obrador, influyó para que ese empresario hiciera pingües negocios, especialmente de balasto, como lo hizo en el Tren Maya, informó Latinus.
La noche del martes Latinus presentó “El Clan también en el Transístmico”, reportaje de Diana Higareda, Julio Astorga y Montserrat Peralta, en el que se detalla cómo el grupo encabezado por Andrés López Beltrán, “Andy”, hijo de López Obrador y hoy secretario de Organización de Morena, el partido oficial, también montó negocios en esa importante y costosa obra del gobierno que está por terminar, para lo cual fue determinante el papel de su hermano Gonzalo.
En julio, López Obrador reconoció que su hijo Gonzalo, también conocido por el alias de “Bobby”, operó en las obras del Corredor Interoceánico, uno de sus proyectos principales para detonar el transporte ferroviario, en donde realizó trabajos de supervisión. Pero fue más allá: facilitó el trabajo del grupo de tráfico de influencias llamado El Clan, al facilitar las inversiones y contratos con el gobierno de Amílcar Olán.
Latinus presentó grabaciones de llamadas telefónicas de Olán, en los que éste se refiere a la información privilegiada que recibía de Bobby respecto a la construcción de la importante obra, para que fungiera como contratista en diversas áreas.
En uno de los audios se escucha a Olán referirse a su entrada en los negocios del Transístmico: “Bobby es el que me metió en este desmadre”, y después dice que “ya se reunió con todos porque va a estar ahí, supervisando. Lo mandó el papá a ver eso” para “todo lo que tenga que ver con vías”.
En otro audio Amílcar Olán describe a su hermano Luis Alberto el modus operandi del Clan en el Transístmico, similar al desarrollado en el Tren Maya: tener el control sobre el balasto, la piedra que soporta las vías, lo que incluyó la explotación de los bancos de materiales.
De su traslado de una obra a otra, Olán dijo que “Terminando de ahí, nos los vamos a llevar a Oaxaca a otras minas que me dio Bobby, que yo tengo que explotarlas para hacer otro: un tren de Tapachula a Oaxaca”.
“Bobby me dijo que nos van a dar un frente en unas minas allá por Oaxaca, que nosotros las explotemos; o sea, que yo la explote, pues, porque yo soy el que voy a meter todo el dinero. Pero me preguntó, me dijo: ‘Oye, Tigre, ¿y tú tienes el triturador y todo?’. Y ya le dijo, obviamente, que sí”.
De esa forma, Bobby y Olán repitieron la dosis del Tren Maya: se encargaron de proveer de balasto tanto al Ejército como a las empresas constructoras. El éxito fue tal que Amílcar presume que son la fábrica de trituración “más grande de México”.
El reportaje también refiere los encuentros de Olán con el capitán de navío Tarsicio Cruz Saba, director general del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, con veía asuntos de las vías, los puentes para comprárselos a esa empresa “y ya nosotros comercializarlo posteriormente. Ahí andamos viendo ese negocito y a ver si también nos apoyan por ahí”.