La historia de los gasolinazos en México, desde López Portillo hasta López Obrador

México gastará este año miles de millones de pesos para evitar un “gasolinazo” que se evadirá a toda costa en aras de evitar un golpe a la imagen de la actual administración.

En ese sentido, la medida es estrictamente política más que económica. Se busca evitar el impacto a la economía de la población aunque en los hechos el golpe será inevitable, la inflación lo dice todo, y no hay modo de evitarlo.

Sin embargo, la lectura del gobierno es correcta en el sentido de que los “gasolinazos”, como se les conoce coloquialmente, son fenómenos que impactan en la popularidad de los gobernantes, hayan sido o no los causantes del ajuste.

Nuestro país tiene una vasta historia de alzas en los precios de los energéticos, especialmente de las gasolinas, lo que en efecto golpeó en términos de popularidad a quienes en ese momento gobernaban en el país.

No obstante, los llamados “gasolinazos” tienen periodos de tiempo y la mayoría de las veces no son inmediatos, en realidad la actual administración también ha ajustado los precios más allá de la inflación.

Hagamos un recuento de los “gasolinazos” más célebres en la historia moderna de México y revisemos el contexto actual.

México, una larga historia de gasolinazos

La gasolina Nova llegó al mercado mexicano en el año 1973. De acuerdo con la Memoria Estadística de Pemex, en el sexenio del presidente José López Portillo el precio de esta producto inició la administración en 2.09 pesos y terminó en 20 pesos de los de entonces, eso significó un “gasolinazo” nominal de 856 por ciento, nada más y nada menos, eso explica en parte el repudio con el que terminó el gobernante y con el que vivió el resto de sus días.

Llegó la administración del presidente Miguel de la Madrid Hurtado, parecía que los brutales ajustes al precio de la gasolina en la administración de José López Portillo sería suficiente para hacer algo y evitar nuevos “gasolinazos”, o cuando menos que estos fueran menos profundos, para que la economía se recuperara. Pero no fue así.

En este sexenio el precio de la gasolina pasó de 20 pesos a 491.5 pesos por litro; el ajuste nominal, es decir el “gasolinazo” fue todavía más brutal, de 2,357.5 por ciento, los “gasolinazos” del sexenio previo parecían un juego de niños.

Como sabemos, este presidente efectivamente fue duramente castigado en su popularidad, se considera que con él inició el declive de un régimen en la historia política del país.

Llegó Carlos Salinas de Gortari a gobernar en el periodo 1988-1994, y al parecer comprendió la relevancia de evitar en la medida de lo posible los “gasolinazos”, comparado con los ajustes del sexenio previo el “éxito” fue rotundo, pero no pudo evitar los ajustes.

Ya una vez aplicada su reforma monetaria (quitar tres ceros al peso), la gasolina nova pasó de 0.50 centavos de nuevo peso a 1.30 pesos al final de su administración, lo que se tradujo en un ajuste de 160 por ciento. Los ajustes a la gasolina no mermaron su popularidad, pero sí lo hizo otro factor determinante en una economía como la de México: el tipo de cambio.

Durante la administración del presidente Ernesto Zedillo la gasolina magna hizo su debut y se convirtió en referente del mercado mexicano, su precio pasó de 1.36 pesos al final de 1997 cuando llegó al mercado a 5.25 unidades, lo que representó un ajuste o “gasolinazo” de 286.02 por ciento.

Ya en este siglo, la administración del presidente Vicente Fox dejó el precio de la gasolina magna en 6.5625 pesos desde el previo de 5.25 unidades en el que la tomó, lo que representó un “gasolinazo” acumulado de 25 por ciento.

Con Felipe Calderón Hinojosa llegó la era de los estímulos o subsidios a los precios de las gasolinas; lo que no evitó que al cierre de la administración se reportara un “gasolinazo” acumulado de 55 por ciento, con un precio final de 10.1817 pesos en la gasolina magna.

En el sexenio de Enrique Peña Nieto, el ajuste a los precios de las gasolinas fue de 49.2 por ciento, y su mala popularidad no obedeció a los “gasolinazos” sino a los escándalos de corrupción.

La era de los “gasolinazos” por goteo

Un dato ilustra todo lo que sucede en la actual administración. El 27 de abril de 2020 el precio promedio del litro de gasolina magna costaba 15.08 pesos, mientras que hoy ese mismo referente se ubica en niveles de 21 pesos.

Nominalmente hablamos de un “gasolinazo” acumulado de 39.25 por ciento, lo que supera la tasa de inflación acumulada en el mismo periodo, que se ubicó ligeramente arriba de 10.5 por ciento. Es decir, sí existen ajustes en los precios de las gasolinas durante la actual administración, sólo que ahora estos se hacen por “goteo”, utilizando el aumento de la inflación como la base y moviendo los precios dentro de una especie de “banda” para que en apariencia no se registren grandes variaciones.

México tiene una amplia historia de “gasolinazos”, incluyendo el periodo actual pese a que se diga lo contrario. Como señalamos, este factor, el ajuste de los precios de las gasolinas, ha determinado el futuro de los actores políticos. En apariencia hoy los ajustes ya no son como los de antes, pero ya vimos que sí hay “gasolinazos”, aunado al hecho de que se gastarán miles de millones de pesos los meses siguientes para cumplir con la promesa de campaña, y que la inflación es incontenible.

Si lo que se quiere evitar es que los “gasolinazos” le peguen a la inflación y de manera automática a la imagen del gobierno, la inflación en realidad ya ha resultado golpeada por otros factores y ya se resiente en los bolsillos de los mexicanos en general.

Estamos en un mundo globalizado y México importa al menos el 60 por ciento de las gasolinas que consume. Podrán evitarse los “gasolinazos” gracias a los ingresos extraordinarios que recibirá el país por el aumento de los precios del petróleo, pero será inevitable que la inflación pegue en las finanzas familiares y que los miles de millones de pesos que pudieron destinarse a fortalecer las finanzas públicas, los fondos de ahorro del gobierno, o simplemente a un mayor gasto corriente en favor de la infraestructura nacional, se gaste con el objetivo de cuidar una imagen.

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