Lenia Batres pide al INE usar sobrenombre que ella misma se puso. ¿‘Ministra del Pueblo’?

¡Ah, Lenia Batres! La autoproclamada “Ministra del Pueblo”, un título tan modesto como su humilde Suburban High Country de 2 millones de pesos. ¿Qué más da que el pueblo mexicano no la conozca por ese apodo? Si ella lo dice, pues debe ser cierto, ¿no? Después de todo, ¿quién necesita el reconocimiento popular cuando tienes un hermano en el gobierno y una afinidad inquebrantable con Morena?

En un acto de autopromoción digno de un reality show, Lenia ha decidido pedirle al INE que su “sobrenombre” aparezca en la boleta electoral. Porque, claro, ¿qué mejor manera de demostrar tu conexión con el pueblo que exigir que te llamen “Ministra del Pueblo” en mayúsculas, como si fuera un título nobiliario? No contenta con eso, también se asegura de que las palabras “ministra” y “pueblo” lleven su respectiva mayúscula, porque la modestia es su segundo nombre… o quizás no.

Pero no nos equivoquemos, Lenia no es cualquier ministra. Es una ministra que, a pesar de llevar apenas un año en la Suprema Corte, ya ha logrado acumular más polémicas que algunos políticos en toda su carrera. Desde viajes pagados con recursos públicos para eventos de Morena hasta desplazarse en vehículos de lujo mientras critica los privilegios de sus colegas, Lenia es la encarnación misma de la coherencia. ¿O era lo contrario?

Y no podemos olvidar su impecable trayectoria familiar. Con un hermano exjefe de Gobierno de la CDMX y una hermana diputada por Morena, Lenia es la prueba viviente de que el nepotismo no es solo una palabra fea, sino un estilo de vida. Su designación como ministra, gracias a la mano amiga de AMLO, fue solo la cereza en el pastel de una carrera construida más sobre conexiones que sobre méritos.

En el Pleno de la Corte, Lenia ha brillado por sus comentarios y errores, tan frecuentes que hasta sus compañeros han tenido que corregirla. Pero, hey, ¿quién necesita precisión jurídica cuando tienes un apodo tan pegajoso como “Ministra del Pueblo”? Y si alguien se atreve a cuestionar su imparcialidad, siempre puede recordarles que ella “conoce las problemáticas de los mexicanos”. Claro, porque viajar en Suburban y asistir a eventos partidistas es la mejor manera de entender al pueblo, ¿verdad?

En fin, Lenia Batres, la “Ministra del Pueblo”, es un personaje que parece sacado de una tragicomedia política. Un recordatorio de que, en el mundo de la política mexicana, la autopromoción y las conexiones familiares pueden llevarte más lejos que el talento o la integridad. ¡Bravo, Lenia, bravo! El pueblo, sin duda, está muy orgulloso.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.