Segundo debate presidencial. ¿Quién ganó?

La noche del domingo se realizó el segundo debate entre candidatos a la Presidencia de la República, en el que Xóchitl Gálvez, candidata de Fuerza y Corazón por México, se impuso con severos e insistentes cuestionamientos a la oficialista Claudia Sheinbaum, a quien calificó como “la candidata de las mentiras”.

“Candidata de las mentiras”, “candidata del combustóleo”, “narcocandidata”, “mentirosa serial”, machacó Gálvez a Sheinbaum, a quien asaeteaba, ahora sí, con preguntas de peliagudos casos de ineficiencia y de corrupción de los gobiernos federal y de la Ciudad de México. La morenista siguió instalada en el primer debate, con su postura soberbia y escasos reflejos para evadir los señalamientos de la hidalguense, y lució descolocada al pasar de llamarla “la candidata del PRIAN” a “la corrupta”.

Entre lo más patético de la sesión fue el rostro de risa de Sheinbaum cuando Gálvez le mencionaba casos dramáticos con decenas de muertos incluidos, como el Colegio Rébsamen y la Línea 12 del Metro. Incluso la candidata del oficialismo llegó a decir que se trataba de casos ya aclarados, cuando faltan muchos responsables de esos hechos.

En cambio, la candidata opositora realizó lo que había dejado de hacer en el primer debate: insistir en sus cuestionamientos a la morenista, destacar su falta de respuestas a los casos que se le planteaban. En una ocasión, cuando el tiempo de Sheinbaum se había agotado, Gálvez incluso ofreció parte del suyo para que respondiera, lo que no fue permitido por la conductora Adriana Pérez Cañedo.

“Les dije que iba a haber calumnias”, dijo, señalando a Gálvez, Sheinbaum, e indicándose a sí misma señalo: “Honestidad”. Replicó la opositora: “Que conteste si se gastó ese dinero o no”, y Adriana Pérez Cañedo dijo: “Ya no tiene tiempo”; “Le regalo de mi tiempo”, comentó Gálvez.

Sin embargo, Sheinbaum si intentó responder algunos señalamientos: sobre la empresa de la que es accionista y que es muy contaminante comentó, que era una empresa de apenas 30 trabajadores y que había sido de su padre, que “ya está muerto”. En el primer debate había dicho que la acusación sobre sus familiares en los Panamá Papers era mentira; después dijo que sí era cierto, pero la que había iniciado en eso había sido su abuelita.

Pero, además, quedan algunas expresiones de la exjefa de Gobierno: que el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles está lleno, que no hubo gasolinazos (pese al aumento de precio del combustible) y que la deuda no ha aumentado, cuando sí se ha incrementado.

“Después voy a contestar las falsedades aquí de la candidata del PRIAN”, expresó Sheinbaum, pero la inmensa mayoría quedaron pendientes, como señaló Gálvez hacia el final. La candidata oficialista, acostumbrada a los escenarios controlados (por ejemplo, en su presentación en el IPN ni siquiera se permitieron preguntas de los estudiantes y profesores) se fue desubicando y, ahora sí, acusó la presión que ejerció Gálvez.

Otro momento clave fue cuando Gálvez sacó un frasco con un líquido amarillento, agua que sale en el oriente de la capital y que, ante notario público, se certificó que “la científica le da a los habitantes de la ciudad agua con heces fecales, orines y contaminantes que, a las larga, producen cáncer e insuficiencia renal”.

El derrumbe de la Línea 12 del Metro sigue causando estragos en el prestigio de Sheinbaum, ya que fue mencionado hasta por Jorge Álvarez Máynez; por su parte, Xpochitl le dijo: “Tú no va a ser presidenta: se te caería el país”.

Tras los airados reclamos del presidente López Obrador y su claque tras el primer debate, ahora Sheinbaum dedicó mucho más tiempo a defender su gestión y sus iniciativas, como la de las pensiones y la apropiación de las Afores de los trabajadores, mientras que Gálvez propuso que los trabajadores que reciban menos de 15 mil pesos mensuales quedarán exentos de pagar impuestos.

Sheinbaum acusó que Gálvez usó a la Comisión Nacional de Pueblos Indígenas para obtener 17 contratos con la Comisión Nacional del Agua, y que usar los cargos públicos para enriquecerse es de los candidatos del PRIAN. La hidalguense contestó: “Tener contratos legales no es un delito; ver al exmarido robando, eso sí es un delito (que, por cierto no pisó la cárcel por su tráfico de influencias)” (por supuesto, en referencia a Carlos Ímaz).

“Le vuelvo a hacer las preguntas: ¿destruiste o no empleos? ¿Hay o no más deuda en el país? ¿Te gastaste el dinero en tu imagen personal? ¿Apoyaron a tu empresa? ¿Está metida tu familia en el Panamá Paper? ¿Te robaste o no una casa? ¿Vas a investigar los negocios de Andy, Bobby y los sobrinos? ¿Vas a investigar a Rocío Nahle? ¿Le das o no agua contaminante a los habitantes de Iztapalapa cuando fuiste jefa de Gobierno? Esas son las preguntas que se quedan para el posdebate”, resumió sus cuestionamientos Gálvez a la “señora de las mentiras” al final del encuentro.

“Muy rápidamente: no, no, no, no, y pon tu denuncia”, dijo Sheinbaum en obvia copia de lo que ha declarado el presidente en múltiples ocasiones. Dijo que las preguntas eran “meras calumnias”, que ganaba el debate y que van “por el segundo piso de la cuarta transformación”.

El cierre de Gálvez fue mucho más emocional y contundente: “Hoy México tiene dos caminos: claudicar o despertar. Claudicar significa la corrupción, la violencia, la falta de medicamentos, las mentiras, el autoritarismo. ¡Despierta, despierta, despierta! Sí podemos construir el México que nos merecemos. A ti, panista; a ti, priista; a ti, perredista; a ti, ciudadano; a ti, morenista desencantado: te invito a que trabajemos en tres valores: vida, verdad y libertad. Traigamos la vida donde hoy se pasea la muerte; traigamos la libertad a nuestras vidas. Eso es lo que necesita México. Necesitamos libertad, no un autoritarismo. Si trabajamos juntos vamos a poder construir el México que nos merecemos, un México próspero y en paz”.

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